jueves, 3 de noviembre de 2016

La quema descontrolada de rastrojos tiñe de negro la Sierra de Montánchez durante el otoño

Con las primeras lluvias es una triste tradición que muchas parcelas situadas en la Sierra de Montánchez ardan a causa de incendios que en la mayoría de las ocasiones son provocados por los propietarios.

Es paradójico que mientras que en el resto de Extremadura el verano es la estación de máxima alerta por los incendios forestales, en Montánchez los fuegos se producen en su mayoría en la estación otoñal. La causa de esto está en la quema de rastrojos de poda o en una quema imprudente, que se tuerce en descontrolada, de zarzas, robledales, escobas y pastos principalmente.

Muchas veces son personas mayores que prenden fuego a los pastos o a las zarzas de sus parcelas de la misma forma que hicieron sus padres y abuelos para conseguir hierbas verdes con rapidez o controlar el crecimiento de las engorrosas zarzas.

Sin embargo el peligro para el medioambiente de esta práctica es muy elevado. En la mayoría de las ocasiones esta quema se produce en lugares remotos a los que no es sencillo acceder, de modo, que cuando el autor del incendio pierde el control del mismo, los retenes de extinción tardan mucho tiempo en sofocar el fuego.

Otro de los peligros de esta arcaica práctica está en que, con las lluvias, las cenizas de estos incendios van a parar a los cauces de ríos y regatos, lo que genera contaminación en las aguas.

La cura controlada con productos fitosanitarios apropiados, el control de los pastos y zarzas con máquinas o herramientas manuales, el pastoreo o la paciencia para que los pastos se conviertan en hierbas verdes con el paso de la estación son solo algunos de los remedios para evitar prender fuego.

Muchas veces es un accidente, una imprudencia, un poco de mala suerte. Sin embargo, en Montánchez eso de quemar cuando llegan las lluvias es una nefasta tradición que hay que erradicar. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario