miércoles, 23 de agosto de 2017

Abandonados en el olvido: situación del pueblo saharaui

  Más de tres décadas de conflicto en el Sáhara Occidental

Tras ser declarado persona non grata por el gobierno marroquí, Luis de Vega, corresponsal de ABC en Marruecos, dio una conferencia en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid.
En esta conferencia, el corresponsal español más veterano en Marruecos, compartió sus experiencias y puntos de vista con los estudiantes de periodismo de la citada universidad. En el intercambio de ideas no faltó el tema saharaui y la consideración del periodista como persona non grata por parte de Marruecos.
Fuente: abc.es/fotos
“El conflicto del Sáhara lleva olvidado 35 años”, señaló el periodista. Desde que España abandonara la región del Sáhara Occidental en 1975 y pusiera así fin a más de seis décadas de colonización, esta región ha estado ocupada por Marruecos. Durante el proceso de descolonización del Sáhara, la ONU (Organización de Naciones Unidas) pidió a España que celebrara un referéndum sobre la independencia de la región. Sin embargo, con un Franco agonizante, España salió de la región sin mirar hacia atrás. De esta forma, los saharauis fueron dejados a su suerte, fueron abandonados en el olvido.
Días antes de la muerte de Franco, el rey marroquí Hassan II organiza la Marcha Verde e invade la antigua provincia española. Poco después Marruecos y Mauritania se repartieron el territorio. Acordaron que los dos tercios del territorio en el norte pasarían a control alauí y el terreno restante pasaría a soberanía mauritana. 

En 1979 el Frente Polisario (organización que lucha por la independencia del pueblo saharaui) y el gobierno de Mauritania llegaron a un acuerdo según el cual el control de la zona sur del Sáhara pasa a ser controlado por el Frente Polisario. La respuesta de Marruecos fue aislar el sur mediante la construcción de un muro 2720 km que separase las dos zonas; el norte estaría controlado por Marruecos, y es sur por el Frente Polisario.
Desde el principio Marruecos se mostró interesado por las riquezas naturales de la zona, de esta forma controla y explota las reservas de fosfatos (las más ricas del mundo), la arena y planea el control de los posibles yacimientos de cruzo de la zona.
Al mismo tiempo que Marruecos se asentaba en el territorio saharaui, gran parte de la población autóctona  huyó de la zona. La invasión marroquí obligó a decenas de miles de saharauis a huir al desierto argelino y vivir en campos de refugiados, localizados en la región de Tinduf, al sur de Argelia. Se calcula que viven en estos campos en medio del desierto unas 160.000 personas.
Las condiciones en que vive el pueblo saharaui desplazado son pésimas, en medio del desierto con una temperatura que supera en muchos casos los 50º de máxima y -10º  de mínima. Los refugiados saharauis viven casi en exclusiva de la ayuda internacional, tienen que soportar  grandes sequías en medio del desierto y únicamente cuentan con las jaimas (tiendas tradicionales de la zona fabricadas con piel de camello).
“A nadie le interesa que allí (el Sáhara) haya un país nuevo”, afirmaba Luis de Vega. La comunidad internacional ha evitado tocar el tema saharaui de forma reiterada. A pesar de que, en palabras de Luis de Vega: “los saharauis tienen la ley en el papel” ningún país ha decidido ayudar de forma activa a la población saharaui. La principal ayuda con la que cuenta este pueblo es la de las múltiples ONGs que colaboran con ellos y la opinión pública del mundo occidental.
Fuente: tendencias21.net/
A pesar de que no hay ni un solo país que reconozca la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental, la comunidad internacional permanece de brazos cruzados mientras Marruecos controla la región utilizando la fuerza cuando consideran que es necesario. 

En los últimos días ha aumentado la situación de tensión en la zona de dominio marroquí como consecuencia de las protestas. Todo comenzó cuando unos 20.000 saharauis instalaron el campamento de Gdeim Izik, situado a las afueras de El Aiún. Las protestas iban contra las malas condiciones sociales en las que se ven obligados a vivir; sin embargo, Marruecos tildó estas protestas de pro-independentistas y utilizó la fuerza para reprimirlas. Para ello utilizaron gases lacrimógenos y helicópteros desde los que han disparado a la población desarmada. 

Las autoridades marroquíes procedieron también a desalojar e incendiar las jaimas donde se refugiaban los saharauis. Mientras que el Frente Polisario habla de 13 muertos, las autoridades alauitas cifran en dos las personas fallecidas en el asalto, ambos miembros de las fuerzas policiales asaltantes. Lo cierto es que las informaciones continúan siendo difusas y nadie sabe realmente qué está ocurriendo en la zona, ya que Marruecos ha cerrado toda posibilidad de acercamiento por parte de los periodistas extranjeros.
Marruecos ha impedido el paso a la mayor parte de los periodistas interesados en cubrir la noticia de las protestas saharauis y la respuesta marroquí. Las técnicas utilizadas por las autoridades marroquíes para impedir la libertad de información han consistido en silenciar a los informadores y para ello han cancelado numerosos billetes de avión de periodistas. A pesar de esto, algunos periodistas consiguieron burlar el cerrojo informativo y lograron llegar a la zona e informar de primera mano de los acontecimientos. Pero todos los intentos de elaborar una información veraz y realista de los hechos por parte de la prensa internacional (fundamentalmente española) han sido bloqueados y Marruecos ha expulsado a todos los informadores desplazados en la zona.
El caso de Luis de Vega, es un perfecto ejemplo de falta de información en Marruecos y de la expulsión de informadores internacionales del país. El periodista español ha sido durante 8 años corresponsal del diario ABC en Marruecos; sin embargo, en los últimos días las autoridades marroquíes lo han declarado persona non grata, lo que significa que no podrá ejercer como periodista dentro del territorio marroquí. La decisión del país norafricano se debe a los intentos de Luis de Vega de cubrir la información sobre el conflicto saharaui.
“Me quitan la acreditación por cubrir el conflicto del Sáhara Occidental, Marruecos no acepta que tratemos la información de forma poliédrica, con diversas fuentes”, afirmaba Luis de Vega en la conferencia ante estudiantes de periodismo. En la misma línea, el corresponsal llega a advertir de que “se puede llegar a dar el caso de que las autoridades marroquíes decidan quienes cubren la información en su país”.
Fuente: elmundo.es/elmundo
Ante esta situación de falta de libertad informativa en el país vecino, el gobierno español no ha hecho ni la más tibia condena. “Tengo muy poca confianza en que las autoridades españolas  hagan algo por mí”, confesaba el periodista Luis de Vega. España no condena las actuaciones marroquíes porque pesan más los intereses comerciales entre ambos países que los derechos de unos miles de personas. Las relaciones entre Marruecos y la UE son privilegiadas y sólo Noruega y Suecia presionan a sus empresas para que no se relacionen comercialmente con Marruecos. En palabras del corresponsal en Marruecos: “Este conflicto interesa a muy poca gente, es un conflicto que no supone una amenaza real para los países principales”.
Cuando el Partido Socialista Obrero Español subió al poder en 2004 se dio prioridad a un cambio de política respecto de las grandes tensiones que mantuvieron los antiguos dirigentes populares con el reino africano. “España está encantada con que el vacío que dejó haya sido ocupado por Marruecos, al gobierno actual le da pánico Marruecos”, opinaba el periodista español.  España mantiene importantes relaciones con el país vecino, en los últimos años se han firmado por parte de los dos países acuerdos en materia de colaboración antiterrorista, medidas para combatir el narcotráfico y se han estrechado más las relaciones comerciales entre los dos países. “Los dirigentes españoles  entienden que hay que vender el Sáhara por todo esto”, manifestaba el corresponsal en la conferencia.
Tras la precipitada e ineficaz descolonización del Sáhara en 1975, ninguno de los gobiernos democráticos españoles ha querido hacerse cargo de la situación del Sáhara. La solución parecía estar en la celebración de un referéndum sobre la independencia de la zona, pero no se ha llegado a ningún acuerdo entre las partes interesadas. 

El Frente Polisario exige que se celebre el referéndum entre los miembros del censo de 1974 (cuando la inmensa mayoría de la población era saharaui); sin embargo, el gobierno marroquí pretende que se celebre el referéndum con el censo actual. Según Luis de Vega: “en la actualidad hay en torno a un 25% de población saharaui y alrededor de un 75% de población marroquí; con lo que si se celebrase el referéndum, este estaría contaminado con un censo diferente”. Aún así, el gobierno marroquí no está interesado en celebrar la citada consulta.
“No hay ninguna posibilidad de que veamos un estado saharaui independiente”, confesaba Luis de Vega. El tema saharaui no es un problema para la mayor parte de la comunidad internacional que no hace nada para solucionarlo. El problema saharaui sólo importa a los pocos miles de saharauis que claman por su libertad y luchan por configurarse como un pueblo independiente con un territorio propio.
Las últimas palabras de Luis de Vega en la conferencia ante aspirantes a periodistas fueron: “Lo que quiere el pueblo saharaui al fin y al cabo es vivir bien”. Sin embargo, quienes podrían hacer algo para solucionar este conflicto miran hacia otro lado. La única esperanza de la población saharaui es que la opinión pública internacional se movilice y obligue a sus dirigentes a mirar hacia este conflicto; pero es difícil movilizar a la sociedad occidental sin informaciones veraces sobre el conflicto. En este sentido, el gobierno marroquí está consiguiendo silenciar el conflicto y censurar la información. Todo esto pone de manifiesto que  el pueblo saharaui es un pueblo abandonado a su suerte en medio del desierto, un pueblo abandonado en el olvido.