miércoles, 27 de febrero de 2019

El jurramacho del carnaval de Montánchez busca ser fiesta de Interés Turístico Regional


El carnaval que se celebra en Montánchez es, por su tradición y popularidad, uno de los más antiguos y afamados de Extremadura. Se trata de una celebración singular en la que participan buena parte de los habitantes de la población y que tiene un marcado carácter festivo y distendido. Ni el absolutismo del siglo XVIII, el liberalismo del XIX o la dictadura franquista en el XX pudieron poner fin a una fiesta tan tradicional y que ha pervivido con muy pocas variaciones hasta nuestro días.

Pero, ¿cuáles son las características y particularidades de estos carnavales?, ¿en qué momento podemos situar su origen?, ¿por qué en Montánchez se siguió celebrando el carnaval basado en la figura del jurramacho cuando en el resto del país estaban prohibidos?



El origen del jurramacho

Su origen no está lo suficiente investigado, pero hay teorías que apuntan a que el carnaval de Montánchez tiene un origen prerromano; algo que se aprecia sobre todo en el festival de las cintas a caballo que también se celebra por estas fechas. Lo que sí está claro es que el origen del jurramacho deriva de la antigua costumbre de confeccionar disfraces con ropas zarrapastrosas y en desuso que los vecinos guardan en los baúles y arcones de las viviendas.

En pueblos como Alhama de Granada (Granada) encontramos la figura típica del jameño con un enorme parecido estético y funcional al jurramacho montanchego. En el pueblo de Cuevas del Almanzora (Almería) ocurre otro tanto con las máscaras de fachá. Otra teoría sobre el origen del carnaval de Montánchez basado en la figura del jurramacho la encontramos en los siglos XVI y XVII, cuando tras la dispersión de los moriscos en la zona de la Alpujarra, pudieron entrar en contacto poblaciones procedentes de la zona con Montánchez. (Teoría planteada por el historiador del arte Enrique Flores Sánchez en una conversación informal).

Reglamentaciones municipales oficiales publicadas desde muy antiguo trataron de suavizar el ambiente festivo y pagano con la intención de predisponer a los vecinos de Montánchez a un comportamiento más somero y retraído, más propio de la Cuaresma.

Un origen documentado en el siglo XIX

“En un documento del 2 de febrero de 1836 se describe el ambiente de los días de carnaval de Montánchez con asonadas y bullicios que perturbaban la tranquilidad pública, los tres días de carnestolendas, que comenzaba el domingo titulado de carnaval, lunes y martes. Se preparaban alborotos, bailes y embriagadeces (sic), así como las rudas costumbres que eran sancionadas por la autoridad con una multa de dos ducados” (‘Senderos de Extremadura’. Solís, J. 2000).

“Las ordenanzas municipales de 1906 prohibían a las máscaras hacer parodias, ejecutar actos y proferir expresiones que ofendieran a cualquier religión, la moral o las buenas costumbres. En los días de carnaval se permitía circular por las vías con disfraces que no representase: estado religioso, autoridad militar, ni civil. Al entrar en los establecimientos públicos –los jurramachos- debían retirar la careta al igual que por requerimiento de la autoridad” (‘Senderos de Extremadura. Solís, J. 2000).

En algunos artículos periodísticos publicados a principios del siglo XX se aprecia que no todos los vecinos del municipio ven en los jurramachos un modelo a imitar, se pretende dar un enfoque más elitista a esta fiesta. Por ejemplo en ‘El Bloque’ el 10 de marzo de 1908, Maximiliano publica un artículo que dice:

<<Indudablemente el carnaval progresa por aquí. Progresa porque van disminuyendo las máscaras mamarrachas, los osos amaestrados hartos de vino, las mujeres disfrazadas con pantalones atentando contra su propio pudor y en cambio la máscara que no usa palabrotas, ni se viste de adefesio, sino que se disfraza con gusto y embroma a sus amigos con bromas cultas, de buen género, usando modales correctos, va aumentando algo con el atractivo de los bailes de disfraces.


El celebrado en el Círculo de la Amistad que preside el reputado médico D. Casimiro Madruga (…) ha sido una fiesta encantadora, donde concurrieron lindas mascaritas que hicieron nuestra delicia durante unas cuantas horas de regocijo y de alegría que jamás se borrará de nuestra memoria (…)
Yo no sé reproducir con exactitud la impresión que producía la contemplación de aquel conjunto soberanamente bello y de cada una de las hechiceras mujeres, de hermosura embriagadora que concurrieron al baile del martes de carnaval (…) doy mi aplauso a la junta y al director de la orquesta Sr. Rubio por su acierto y que otro año más nos proporcione la ocasión de gozar de igual placer que el que recibimos el último martes de carnaval>>.


Ese mismo día en ‘El Noticiero’ Jesús Serrano publica una “crónica de Montánchez” en la que hace referencia a la vertiente más exclusiva y elitista del carnaval montanchego:

<<Anoche tuve el gusto de asistir a un gran baile que el Círculo de la Amistad dio, como despedida a la fiesta del placer y la alegría, el diavólico (sic) y disoluto Carnaval (…)
La orquesta, compuesta de violines, flautas y guitarras, ejecutó piezas escogidas resultando un baile encantador presidido todo él, por la más ruidosa y atrayente de las alegrías (…)
Al filo de la medianoche la música dejó de oír sus acordes, la concurrencia desfiló, las luces se apagaron y todo quedó en silencio (…) >>.

Tampoco la epidemia de gripe que asoló Montánchez en 1918 redujo la celebración del carnaval.  Y es que los carnavales de ese año fueron, “según sus contemporáneos, mucho más animados y divertidos que en años anteriores” (‘Senderos de Extremadura. Solís, J. 2000). 


Las particularidades de la figura del jurramacho

Lo más característico del jurramacho consiste en emplear ropas diversas y en desuso con el objetivo de conseguir que nadie reconozca al disfrazado. Se combinan estas prendas de forma estrafalaria y hortera para conseguir presentar al jurramacho como un ser amorfo. También se pone la voz en falsete y se cubre el rostro con la tela para guardar los jamones o antifaces.

El jurramacho busca sobre todo no se reconocido por vecinos, amigos y familiares. Pero también con el disfraz se pretende irradiar comicidad, un aspecto macabro o el transformismo y la inversión de sexos.  

El impacto más característico de los jurramachos “es sin duda, el ambiente jovial y la animación que crea, pues recorre sin cesar solo o en grupos, calles y establecimientos, para burlar tanto a amigos o desconocidos” (‘Senderos de Extremadura. Solís, J. 2000). Otros disfraces se elaboran con elementos de la naturaleza como hojas de diferentes plantas y árboles, agallas, pacas, etc.

Los días que duraba el carnaval los jurramachos tenían por costumbre recorrer las calles de la localidad, la Plaza, y por último desfilar hasta el castillo. Tabernas, bares, salones y casinos mantenían un ambiente festivo permanente. Aunque si algo dinamizaba la fiesta era su famosa y típica indumentaria.

“Desde muy antiguo se solían escenificar parodias, como la del labrador, en la cual dos hombres tiraban del arado; y otras como el aguador, la siembra, la vejez, las bodas, chacha con niños, o la vaquilla; un hombre disfrazado de toro y su mujer de torera, rodeados por un grupo de jóvenes que perfilaban la plaza” (‘Senderos de Extremadura'. Solís, J. 2000).

Otro elemento fundamental del carnaval de Montánchez lo constituían las estudiantinas. Se trata de grupos de personas disfrazadas de forma similar procedentes de la localidad o pueblos de la Comarca y que recorrían los diferentes barrios de la población y cantaban coplillas muy vinculadas con la actualidad de la época y con sucesos sensacionalistas.

El carnaval de Montánchez: una fiesta transversal

Una de las particularidades más evidentes del carnaval de Montánchez es que aunque fueron prohibidos, en ningún período histórico se hizo efectiva esta prohibición; y esto es así porque todas las clases sociales lo aceptaban y asumían como algo propio.

No solo era una fiesta popular, también a las clases acomodadas del pueblo les gustaba esta festividad. Durante el franquismo, ni siquiera en los duros años de postguerra y hambre, pudo hacerse efectiva la prohibición del carnaval montanchego.

Las personas mayores de la localidad cuentan una anécdota a este respecto. Así, en los años 40 llegó un nuevo capitán de la Guardia civil a la localidad que intentó hacer efectiva la prohibición. Por ello, acompañado de otros guardias, se presentó en el baile y se dispuso a clausurar la fiesta. Pero los vecinos disfrazados empezaron a correr de un salón a otro de la discoteca burlando a los agentes.

Aquí se disfrazaba todo el mundo, desde el notario, al juez comarcal y municipal, pasando por cabreros, pastores y porqueros. Fue sin duda esta popularidad transversal la que hizo que el carnaval basado en la figura del jurramacho perviviera hasta nuestros días.

Los testimonios orales de las personas de más edad también cuentan que el día más potente del carnaval montanchego era el martes. Ese día hasta Montánchez venían vecinos no solamente de los pueblos de la Comarca, también de poblaciones más importantes como Cáceres, Miajadas; e incluso Villanueva y Don Benito.

El miércoles de ceniza finalizaba el carnaval con el tradicional entierro de la sardina, con degustación de sardinas y vino en el centro de la localidad. El entierro se convertía en un nuevo desfile con los vecinos enlutados y la inexorable presencia de la llorona.  Se desfilaba al castillo incluso a caballo y con sillas colocadas a lo largo del itinerario. El carnaval tocaba a su fin.

No obstante, los vecinos de Montánchez son muy dados a alargar las fiestas todo lo que pueden, por ello el domingo siguiente se celebra el tradicional baile de la piñata, con premios para solteros y casados. Esa misma mañana jinetes y caballos engalanados participan en un concurso de carreras de cintas.

Fiesta de Interés Turístico Regional

En el siglo XXI el carnaval de Montánchez basado en la figura del jurramacho ha conservado su esencia y particularidades. Sin embargo, las modas y el influjo de los disfraces manufacturados han reducido de forma notoria la presencia de jurramachos por las calles de la localidad de tal forma que el disfraz tradicional está en serio peligro de extinción.

Ya no se celebran bailes de disfraces basados en el disfraz típico. Desde 2015, en las inmediaciones del Ayuntamiento de Montánchez, se designa al Jurramacho Mayor y Jurramachino del año correspondiente. Una distinción que hace la Corporación municipal a los jurramachos más originales. Sin embargo, esta iniciativa no es suficiente para irradiar entre la mayoría de vecinos de la localidad las ganas de disfrazarse y disfrutar del carnaval como jurramachos.

Quizás debido a este serio riesgo de desaparición que presenta el jurramacho en la actualidad, el Ayuntamiento, a escasos meses de las elecciones, pide que los carnavales de Montánchez y su emblema, el jurramacho, sean reconocidos como Fiesta de Interés Turístico Regional.

Ojalá y no sea demasiado tarde para uno de los carnavales más antiguos, tradicionales, originales y divertidos de España. 

sábado, 23 de febrero de 2019

¿Cuánto cobran los alcaldes de los pueblos de la Comarca de Montánchez?


El próximo domingo 26 de mayo se celebran las elecciones municipales. Pronto entraremos en campaña y comenzaremos a escuchar que los principales candidatos a la Alcaldía de nuestras localidades hacen balances y profieren toda clase de promesas. Un dato incuestionable y a tener en cuenta es cuánto han costado los ediles de nuestros municipios. ¿Cuánto cobra el alcalde de mi pueblo? ¿Quién cobra más? ¿Qué tipo de dedicación tiene? 

Los alcaldes de Alcuéscar, Torreorgaz, Arroyomolinos y Valdefuentes los que más cobran:



El alcalde que más cobró en 2017 de entre todos los pueblos de la Comarca es el de Alcuéscar, con un salario de 32.256,68 euros brutos y anuales. Además, este edil, del PSOE, tiene dedicación parcial. En 2016, según datos de El Confidencial, recibió en su haber 28.015,44 €; es decir, en un año se ha subido el sueldo 4.241,24 euros.

El segundo alcalde que más cobra es el de Torreorgaz, del Partido Popular y con una dedicación exclusiva en su cargo. En 2017 ingresó 32.218,29 euros brutos. No es posible conocer la evolución de su salario puesto que en el año 2016 no se remitió la información sobre sus percepciones al Portal de Transparencia.

En tercer lugar nos encontramos al alcalde de Arroyomolinos, del partido regionalista Extremeños y que en 2017 percibió un total de 27.350,54 euros brutos. El primer edil de Arroyomolinos tiene dedicación exclusiva en su Ayuntamiento y remitió la información sobre su salario también en 2016, cuando percibió 28.115,43€. Es decir, se ha bajado el sueldo en 764,89€ en el último año.

En cuarto lugar en cuanto a los alcaldes de la Comarca de Montánchez que más cobran tenemos al alcalde de Valdefuentes, del Partido Popular y con dedicación exclusiva. En 2017 percibió un total de 26.921,08 euros brutos. Desde este Ayuntamiento no se envió la información sobre el salario del primer edil en el año 2016, de ahí que no se pueda establecer una comparativa.


En un segundo escalafón salarial nos encontramos con Montánchez, Almoharín, Sierra de Fuentes, Torrequemada, Botija, Salvatierra de Santiago y Santa Marta de Magasca, todos ellos con unos haberes superiores a los 15.000€:

Dentro de este segundo grupo, en primer lugar nos encontramos con la alcaldesa socialista de Montánchez, con dedicación exclusiva y que en 2016 declaró haber percibido un total de 21.210 euros brutos. Desde este Ayuntamiento no se envió la información relativa al salario de la primera edil en el ejercicio de 2017, por eso no podemos conocer la evolución de sus prestaciones salariales.

En segundo lugar nos topamos con el alcalde socialista de Almoharín, que tiene una dedicación parcial y que en 2017 declaró unos ingresos del Ayuntamiento de 21.089,26 €. En 2016, según el buscador de El Confidencial, percibió 23.573,64€; es decir, en el último año se ha bajado el sueldo en 2.484,38 euros.

Después tenemos al alcalde de Botija, del Partido Popular y con dedicación exclusiva, que en 2017 declaró un ingreso directo del Ayuntamiento de 18.714,92 euros brutos. La misma percepción que en 2016.

La alcaldesa de Sierra de Fuentes, regionalista perteneciente a Extremadura Unida, pasó de tener una dedicación parcial en 2016 y cobrar 9.753,07€ a dedicarse en exclusiva al Ayuntamiento en 2017 y percibir un sueldo de 18.200 euros.

A continuación nos encontramos con el alcalde popular de Torrequemada, que declara dedicación exclusiva a su Ayuntamiento y en 2017 percibió un salario de 17.000 euros; 234,3€ más del que declara en 2016 (16.765,70€).

Después viene en la lista la alcaldesa de Salvatierra de Santiago, del Partido Popular, que tiene una dedicación parcial y en 2017 declara haber percibido en concepto de salario 16.821 euros.

En último lugar, en este segundo grupo, tenemos al primer edil socialista de Santa Marta de Magasca, que tiene una dedicación parcial y en 2017 percibió 15.376,79€. En 2016 declaró haber recibido un sueldo de 14.193,84 euros; es decir, se ha subido el sueldo en 1.182,95 € en el último año.

Desde el Ayuntamiento de Ruanes no se ha enviado la información sobre el salario de su alcalde ni en el ejercicio de 2016 ni en 2017. Es posible que sea porque este municipio es un Concejo Abierto


Los alcaldes de Albalá, Aldea del Cano, Benquerencia, Casas de Don Antonio, Plasenzuela, Torre de Santa María, Torremocha, Valdemorales y Zarza de Montánchez declaran no percibir retribución alguna por parte de sus Ayuntamientos


Solo los primeros ediles de Aldea del Cano, Benquerencia, Torremocha y Valdemorales declaran percibir cero euros anuales de sus respectivos Ayuntamientos. No obstante, los alcaldes de Aldea del Cano y Valdemorales –ambos pertenecientes al PSOE- tienen cargos superiores en la Diputación y Mancomunidad respectivamente, por lo que es posible que perciban alguna retribución ajena a sus municipios. Lo mismo puede suceder con el alcalde de Benquerencia, del partido Extremeños, que también es presidente de ADISMONTA.

Miguel Salazar, diputado de Personal en la Diputación provincial de Cáceres y alcalde de Aldea del Cano (PSOE), percibía en 2015 un total de 49.488,32€ brutos anuales en concepto retributivo por su dedicación a la Diputación, repartidos en 14 pagas.

En 2011 el presidente de la Mancomunidad Sierra de Montánchez era el alcalde popular de Ruanes, Isidro Regodón, quien percibía un sueldo de 15.000€ brutos anuales por esta labor. En la actualidad el presidente es el socialista y alcalde de Valdemorales, Alfonso Búrdalo.

Por otro lado están los alcaldes que reciben algún tipo de retribución por asistencias y otros motivos. En el caso de Albalá, la cantidad declarada para el ejercicio 2017 es de 4.590€. En Casas de Don Antonio de 500 euros para 2017 y 200 en 2016. Torre de Santa María con 1.917 euros declarados en 2017 y 2.105,63 euros en 2016 y Zarza de Montánchez, pueblo en el que en 2017 se declaran 450€ en concepto de asistencia y otros.


Los mayores cocientes de percepción retributiva entre número de habitantes corresponden a Botija en primer lugar, con 100,07€ por vecino (18.714,92€/187 habitantes); es decir, el alcalde cobró algo más de 100 euros por vecino al año, Santa Marta de Magasca con 56,79€ por habitante (15.376,79€/271 habs.), Salvatierra de Santiago con 52,07€ por vecino censado (16.821€/323 habs.) y Santa Ana, en cuarto lugar con 45,60€ por empadronado (11.356,78€/249 habs.)