Más de mil mujeres han muerto
asesinas a manos de sus parejas o ex parejas desde que se tienen registros en
España (2003). Sin embargo, son muchísimas las mujeres que han muerto a lo
largo de la historia a causa de la violencia de género, también de la violencia
doméstica. En este artículo nos centramos en dos casos
extremos de violencia que sucedieron en 1932 y 1966 en el seno de la misma
familia de Montánchez.
El
8 de febrero de 1932 se cometió un terrible acto de violencia machista o de
género en Montánchez, en concreto, en la calle de Santo Domingo. Eugenio R. F.,
de 34 años de edad asesinó con muchísima violencia a su esposa Marciana.
Pocos
días después, el 12/02/1932 aparece publicado en el periódico de tirada
nacional y editado en Córdoba ‘La Voz’ una información titulada “Apuñala a su
mujer e intenta suicidarse”. El texto sigue:
<<Comunican
de Montánchez, que se ha registrado una tragedia que ha producido penosa
impresión en el vecindario.
Un
matrimonio en el que eran frecuentes los altercados sostuvo una reyerta. El
marido apuñaló a su esposa y seguidamente se dio a la fuga perseguido por la
guardia civil.
La
benemérita se encontró al agresor que había intentado suicidarse, descargándose
varios hachazos. Su estado es grave>>.
Esa
misma jornada, en el diario cacereño ‘Nuevo Día’ aparece información sobre el
mismo hecho, pero con un enfoque bastante más sensacionalista y macabro. “La
fiera humana. Le clava un cuchillo en el pecho a su esposa y la remata de un
hachazo en la cabeza. Después huye al campo e intenta suicidarse dándose varios
cortes en los brazos”, titula el periódico el texto; que prosigue:
<<En
la tarde del día 8 se cometió un terrible asesinato en Montánchez (…) El
sangriento suceso ocurrió en la calle de Santo Domingo (…) Tendida en el suelo
de la calle sin dar señales de vida se hallaba la vecina de aquella localidad,
Marciana G. C., de 46 años (…)
En
su busca salió la Guardia civil, que lo encontró en el sitio denominado de “Machorrilla”,
tendido en el suelo y bañado en sangre (…) Después fue trasladado a Montánchez,
quedando hospitalizado en la Alcaldía a disposición de la autoridad
judicial>>.
Según fuentes orales de la localidad, conocedoras del caso por vecindad, de
un matrimonio anterior de Eugenio R. resultaría José, que con pocos años de
edad perdió a su madre y vivió las segundas nupcias de su padre con Marciana.
Cuando contaba con tan solo ocho años de edad su padre asesinó a su madrastra.
Tres
décadas después, a finales de diciembre de 1968 aparece publicada en ‘La
Vanguardia’ un artículo de la sección de Tribunales titulado “Pena rebajada
para un parricida de Pach del Penedés”.
El
parricida al que se refiere el titular es José R., de Montánchez, el hijo de
Eugenio R, que dos años antes, en 1966 había matado a su esposa Florencia en un
caso de violencia doméstica. El Tribunal le rebaja la condena porque entiende
que José, en parte, se defendía.
<<La
sala segunda del Supremo ha rebajado la pena que la Audiencia Provincial de
Barcelona impusiera a José R. R. (…)
En
Pach del Penedés residía Florencia H. G., de cuarenta y seis años de edad (…)
Presentó un día un cuadro de oligrofenia con brotes esquizofrénicos, por lo que
tuvo que ser recluida (…) Repuesta de su enfermedad, Florencia regresó a su
casa y hacía su vida normal cuando llegó a Pach del Penedés José R. R. de
cuarenta y dos años de edad, natural de Montánchez (Cáceres) (…) Florencia y
José se hicieron novios y contraían matrimonio canónico, en Villafranca del
Penedés, el 20 de febrero de 1966.
Durante
algunas semanas, al parecer, Florencia y José fueron felices en su matrimonio
pero en la noche del 13 al 14 de abril de aquel mismo 1966 cuando ya José se
había acostado, entró Florencia provista de un cuchillo de cocina, y atacó en
la oscuridad a su marido (…)
José
reaccionó rápidamente y luchó con su mujer hasta conseguir apoderarse del
cuchillo. Ya con el arma en la mano, José derribó a Florencia y, ofuscado,
produjo a su esposa numerosas heridas, algunas de las cuales interesaron el
pulmón derecho, causando la muerte de la agredida.
La
Audiencia Provincial de Barcelona condenó a José como autor de un delito de
parricidio, con atenuante de legítima defensa, a quince años de reclusión y a
indemnizar a los herederos de la víctima con ciento cincuenta mil pesetas.
Recurrida
la sentencia (…) y de acuerdo con la tesis del abogado, el Supremo ha anulado
la sentencia de Barcelona, dictando otra, en la que es condenado José como
autor de un delito de parricidio con atenuante muy cualificado de arrebato u
obcecación, a diez años de presidio>>.
Son
más de mil las mujeres que han muerto a manos de sus maridos o ex maridos en
España desde 2004. Son muchas más las víctimas que aparecen retratas en la
prensa histórica, muchas veces con un enfoque machista, sensacionalista o
macabro.
Ni
una más.