martes, 2 de febrero de 2021

San Blas y la noche de las Candelas o Velá en Montánchez

Desde hace generaciones el día de San Blas es posiblemente la celebración religiosa más típica y tradicional de Montánchez. Se festeja el 3 de febrero y la esencia de la fiesta ha cambiado muy poco a lo largo del tiempo. Mañana, debería celebrarse el Ramo y Desfile en honor al santo. A estas horas debería haberse prendido la velá para alumbrar la Noche de las Candelas.

La tradición manda que después de misa de doce, un grupo de muchachas y señoras vestidas con el refajo extremeño salga en procesión desde la ermita de San Blas y recorran las calles del pueblo. Estas portan en la cabeza un tablero. Estas piezas de madera van cubiertas con mantelería artesanal, flores y adornos de papel y una gran variedad de dulces típicos.

Los dulces se venden. También los lazos propios del santo. Rojo para los hombres, rosa para las mujeres, blanco para los niños y negro para las personas enlutadas. Esta cinta se ata en el cuello y la tradición religiosa augura que te protegerá en salud, sobre todo en estas fechas, cuando debido al frío aumentan las enfermedades respiratorias.

La jornada anterior y al caer el día, en la plazoleta del barrio de San Blas se prende la velá, una hoguera que ‘purifica el espíritu’. Es frecuente que los niños del pueblo introduzcan un corcho en el interior de la hoguera y se tiznen la cara de negro. En torno a la velá, en la Noche de las Candelas y frente a la ermita de San Blas, numerosos vecinos se calientan y festejan la celebración alrededor de la hoguera.

¿Cuál es el origen de esta fiesta tan tradicional en Montánchez?

Según Daniel Gordo, historiador y vecino de Montánchez, el Imbolc era la festividad celta que marcaba el anuncio de la primavera. Se celebraba en torno al 1 de febrero y era la fiesta de la luz que reflejaba la esperanza de la primavera y cómo los días eran cada vez más largos.

Imbolc era el día en que la diosa Brighid recorría la tierra y recogía la leña que necesitaba para el resto del invierno. Si el invierno aún había de durar, sería un día soleado para que Brighid pudiera salir a por la leña que necesitaba para el resto del invierno. Si hacía un día malo es porque Brighid no necesitaba más leña y el invierno ya no duraría mucho.


Por eso el fuego y la purificación del fuego son aspectos tan importantes de esta festividad: Brighid es la diosa de la salud y del renacer de la vida; el encendido de velas y fuegos representa la vuelta del calor y del creciente poder del sol en los meses venideros.

En el oeste de la Península Ibérica, todos los pueblos de origen céltico también compartían este culto y las festividades del calendario celta, siendo conocida entre los galaicos, por ejemplo, con el nombre de Brigantia. En Irlanda, esta festividad está ahora consagrada a Santa Brígida, una protomártir cristiana, el día 2 de febrero, y se celebra como entonces:

Las niñas y las mujeres más jóvenes del pueblo hacen una muñeca de paja simbolizando a Santa Brígida y preparan un lecho donde apoyarla. Al atardecer, los hombres preparan y encienden el fuego; y cuando llega la noche, las mujeres se reúnen y quedan despiertas junto a la muñeca y su lecho. Más tarde reciben la visita de los hombres, que también rinden respeto a Santa Brígida. Esa noche es en la que Santa Brígida recorre la tierra. Antes de acostarse, todos dejan una cinta o pañuelo en la ventana para que, al pasar, las bendiga. El padre de familia apaga entonces el fuego y rastrilla las cenizas.

Por la mañana los surcos en las cenizas son las huellas del paso de Santa Brígida y entonces se recogen los pañuelos que ahora tienen poder de curación y protección. A continuación, las niñas y las mujeres recorren el pueblo con el lecho y la muñeca donde van siendo recibidos con gran entusiasmo. Mientras tanto, las mujeres más mayores se quedan esperando que vuelva la procesión preparando dulces.

En el caso de Extremadura estos atributos de la salud y del renacer de la luz propios de Brighid estaban representados por la diosa madre de lusitanos y vetones, Ataecina (Atégina en su denominación lusitana). La celebración del Imbolc, en nuestro caso, se asoció principalmente a San Blas, otro protomártir cristiano, y en la actualidad se sigue celebrando en localidades como Montehermoso, Montánchez o Hinojal en la noche del 2 al 3 de febrero.

En el caso de Montánchez cualquier persona que haya leído la anterior descripción del Imbolc irlandés piensa que están hablando del día de San Blas en su pueblo. Allí tiene lugar el mismo encendido del fuego (la velá), los mismos pañuelos que llevan al cuello los montanchegos, los mismos lechos que llevan en procesión las mujeres y los mismos dulces que preparan las mujeres mayores.

Curiosamente, tanto San Blas como Santa Brígida y Brigantia aparecen siempre representados con una lanza o bastón, símbolo que desde San Blas ha sido asignado a los obispos cristianos.

Este año debido a la situación epidemiológica no se celebrá San Blas en Montánchez. De hecho, la festividad local fue cambiada y retrasada en pleno al 1 de septiembre, día después de la Bajada de la Virgen del Castillo, momento en el que arrancan las Fiestas Patronales de la localidad.